sábado, 12 de diciembre de 2009

Confesiones de una madre a una hija

Al igual que el poema de "El borracho y el eco" este...no sé como calificarlo, digamos que murga o poema erótico, llegó a mis oídos por el mordaz recitar de un marinero ocioso.

Quiero avisar a quien pretenda leerlo que es soez a saco. También diré que no estoy seguro de que algunas de las estrofas sigan el orden adecuado, ni de que algunas frases sean las originales. pero como ya he dicho el marinerito de marras recitaba lo que recordaba.

He buscado en la web intentando ponerlo tal cual fue escrito, pero no he encontrado absolutamente nada, así que ahí os lo dejo como me lo dictaron a mi, que a peasar de la chabacanería que pueda tener he de decir, no sin sonrojarme, que me hace cierta gracia.

Si alguno conocéis el escrito original, os agradecería que me lo hicieseis llegar vía e-mail, o bien en respuesta a este texto, para editarlo.



CONFESIONES DE UNA MADRE A UNA HIJA.
Anónimo

Madre yo no sé que tengo
aquí dentro de mi barriguita,
siento un remordimiento extraño
que no me deja tranquila.

Tu me tienes que explicar
que estarás muy enterada
de que proviene este mal.

Según tus explicaciones
te la han metido en el cuerpo
hasta los propios cojones.

madre mía, no te entiendo
si no te explicas mejor.
Mira hija mía te diré
tengo dentro yo.

Para que puedas saber
de que previenen esos males,
te diré en pocas palabras
lo que ahora voy a comenzar.

Un gallego marinerito
en una tarde de paseo
dijo: ¿Vamos al cine amorcito?
Y allí comenzó el magreo.

Él me pago una butaca
para más comodidad
y a los pocos minutos
ya empezaba a sudar.

Él se apretaba juntito a mi,
y tanto gusto me daba
que empezó a ponerme triste
dormida y alegrada.

Sus manos no estaban quietas
siempre me estaban tocando
y sentí que por mis muslos
corría un líquido extraño.

Luego sentí que sus manos
tocaban mis pantorrillas,
no te puedes figurar
lo mucho que yo gozaba.

Cuando metía la mano,
y de los pelos tiraba
ya se me hacía imposible
resistir tanto magreo
que le tube que decir:
si no me jodes me muero.

Él me hizo menearla
para arriba y para abajo
quedándose muy tranquilo
al hacer yo ese trabajo.

De pronto empezó a sudar
como si estuviera frío
quedándose muy tranquilo
pálido y descolorido

Me echó a perder el vestido
que aquel Domingo llevaba
y por mis muslos corría
una esencia que quemaba.

En el cine no jodimos
porque había mucha gente
pero mi chocho se corría
como si fuera una fuente.

Él también estaba armado
pues pasaba por mis muslos
un instrumento muy largo
calentito y colorado.

Después de salir del cine
me dijo ya lo esencial:
te acompaño hasta tu casa
y entramos en el portal.

Enseguida que llegamos
no te puedes figurar
me echó las manos a la faja
y empezamos a follar.

Sentí un gran instrumento
que me hizo desmayar
y con mucho cuidadito
me la metió en el portal.

Yo ya estaba sin sentido
y aprovechando la ocasión
de un tirón me quitó las bragas
y encima se me tumbó.

Que satisfecha me quedé
cuando la tenía dentro,
por lo menos me metió
metro y medio de instrumento.

Después de que me la metió
daba fuertes empujones
y en mi chocho descansaba
la bolsa de los cojones.

Ya sólo el culo me quedó
y él me mamaba del pezón
y en mi chocho entraba
un trozo de salchichón

vete callando hija mía
que no puedo resistir
que con tu modo de hablar
me estás calentando a mi.

Ni los mejores doctores
te podrán curar a ti
y no te queda más remedio
que reventar o parir.

Hija mía de mi vida
venga ya tu confesión
de aquel gallego marinerito
que te enseñó la imstrucción.

Ignoro madre querida
de que brigada era,
pero sí puedo decirte
que jodía de primera.

lunes, 7 de diciembre de 2009

El Borracho y el eco

Este poema de Francisco Añón, poeta nacido en Serra de Outes, A Coruña, llegó por primera vez a mis oídos atrvés de un viejo marinero que lo recitaba, a modo de entretenimiento, mientras faenaba en las duras artes de la mar. Desconocedor de Góngoras, Quevedos y Zorrillas...y seguramente también de Añón (como yo), asombraba a sus compañeros con lo que él consideraba sus innatas dotes recitativas, jaja. La verdad es que era todo un personaje. ¡Bueno! ahí os lo dejo, los que no lo conozcáis vais a comprobar que no tiene desperdicio.


EL BORRACHO Y EL ECO
Francisco Añón

En noche oscura y brumosa,
tan achispado iba Antón,
que cayó de un tropezón
en la acera resbalosa.
Soltó un feo juramento,
diciendo: "¿Quién se cayó?",
y en la pared de un conventorepercutió el eco: "Yo."

-¡Mientes! Fui yo, que caí;
y si el casco me rompí,
tendré que gastar pelucas......
Lucas.

-No soy Lucas, ¡Voto a Dios!
Vamos a vernos los dos
ahora mismo, farfantón......
Antón.

-¡Me conoces! ¿Eh, tunante?
Pues aguárdame un instante:
conocerás mi navaja.....
Baja.

-Bajaré con mucho gusto,
¿Te figuras que me asusto?
Al contrario, ¡Más me exalto!......
Alto.

-¡Alto yo! ¿Piensa el osado
que en este pecho esforzado
el valor ya está marchito?......
Chito.

-¡Y pretende el insolente
mandar callar a un valiente!
¿Que calle yo, miserable?......
Hable.

-Hablaré, por vida mía,
hasta que tu lengua impía
con este acero taladre......
Ladre.

-¡Ladrar! ¿Soy perro quizás?
¿Dónde, villano, dó estás?
que de esperarte me aburro......
Burro.

-¡Burro, yo! Insulto tamaño
vengaré de un modo extraño;
el momento es oportuno......
Tuno.

-Mas ¿dónde está el majadero
que me toma por carnero?
¡Responda! ¿Dónde se encuentra?......
Entra.

-Sal tú, si no eres cobarde;
y apresúrate, que es tarde.
A pie firme aquí te espero......
Pero.

-No hay pero que valga. !Flojo!
Sal ya, que estoy viendo rojo,
y ansío tenerte enfrente......
Ente.

-Pero ¿dónde estás?, repito,
que estoy oyendo tu grito
y tu ausencia ya me admira....
Mira.

-Sí, miro; pero, ¡qué diablo!,
no puedo ver con quién hablo,
pues no aparece ninguno......
Uno.

Uno o cien, lo mismo da;
que salga, que salga ya.
Lo aguardo; aquí me coloco......
Loco.

-¡Así te burlas de mí!
¿Quién eres? ¿Quién eres? Di;
no me hagas perder la calma......
Alma.

-Mas, si eres un alma en pena,
¿cómo no oigo tu cadena?
Basta de bromas, concluye......
Huye.

-No tal, no me iré de aquí
sin saber quién me habla así.
Dime siquiera tu nombre......
Hombre.

-Pero ¿estás vivo o difunto?
Aclara bien ese punto,
que a mi ya nada me asombra......
Sombra.

-¡Una sombra, y la insulté!
Perdóname, que tomé
cuatro copas con bizcocho......
Ocho.

-¿Ocho dices? ¡No, pardiez!
Serían siete tal vez;
una fue para Ramona......
Mona.

-No hubo mona; no señor;
me puso alegre el licor,
y a Ramoncita también......
Bien.

-El vino apenas probé,
y, sin embargo, gasté
cuatro pesos con cincuenta......
Cuenta.

-Contaré si así lo quieres;
pero, hablar de las mujeres...,
Ramona a enojarse va......
¡Bah!

-Fue en el bodegón del puerto;
todos dormían, por cierto,
y estuve con ella sola......
¡Hola!

-Sí, sola, sola, solita;
porque teníamos cita;
pero no me le acerqué......
¿Qué?

¡No me acerqué, te aseguro;
por mi salvación lo juro;
son testigos los durmientes......
Mientes.

-Sombra que todo lo sabes,
despídeme cuando acabes,
que por mi parte acabé......
Ve.

-Prometo no más beber,
no más mujeres querer,
santa sombra veneranda......
Anda.

Marchóse Antón al momento,
Y en casa confió a su esposa
que una sombra pavorosa,
en la acera del convento,
le había hablado,
y no era cuento.




Francisco Añón

Aquí os dejo un vídeo, que he encontrado en Youtube, en el cual un abuelete lo recita con cierto donaire.

O carallo 29 (El carajo 29)



“O carallo vintenove” es una expresión típicamente gallega que se usa mucho en contextos populares o familiares.Según el momento en el que se utilice puede tener diferentes significados. En algunas situaciones podría equivaler a”el quinto pino” y en otras asombro o admiración, similar a expresiones como “caray!”…En realidad, la palabra “carallo” hace referencia al pene de manera vulgar, pero lo que muy poca gente sabe es que ese “carallo 29” existe realmente. Y ¿dónde está? En Santiago de Compostela.

Se trata de una piedra en forma de pene que hay en el número veintinueve de la calle Travesa, justo en la intersección de esta con la rúa de San Bieito, una calle que da también a la plaza de Cervantes, muy cerca del Colegio Mayor San Agustín.


Breve historia:

Como todo lo relacionado con Galicia, esta expresión viene de las culturas celtas, que en plena invasión romana, estos, al ver Finisterre (Finisterrae para los de letras y Fisterra para los de la Jalisia Profunda) dijeron: "¡Coñum! ¡Cuánto mar! ¿Qué hay al otro lado?", A lo que el viejo celta de turno con su boina y su paraguas le dijo: "¡Al otro lado está el carallo 29!"

Otra hipótesis de esta enigmática expresión fue que, en 1929 en plena depresión estadounidense, en Winsconsin (a 10 km del centro de Coruña) a un gallego de nombre que no revelaremos por respeto (Chuck Norris) le embargaron la boina debido al impago de facturas, por lo que dijo en su lengua natal: "O carallo do 29 quitoume a boina!" (El carallo del 29 me quito la boina!) por lo que esa expresión fue expandiéndose por toda América gracias a la línea de autobuses Castromil y llegó hasta Argentina en la cual se quedó, pero regresó a su tierra natal (Jalisia), gracias al retorno de emigrantes, que junto a sus hijos y nietos, (estos últimos introdujeron el Counter Strike en España)incorporaron esta expresión a la Real Academia Gallega (También conocido como "ragatanga")


Procedencia:

A mediados de la Edad Media un meteorito proveniente de Kirpton impactó contra la fachada de la catedral de la ciudad de Santiago de Compostela. Los asustados vecinos se acercaron con curiosidad al cráter y allí, tallada en granito de una pureza sin igual, estaba la representación rocosa del carallo 29. Después de varios siglos sin saber que fue de ella, el explorador y vendedor de pócimas milagrosas, David Livingstone, se encontró con la roca en medio de una de las calles de la ciudad.
Desde entonces, la ciudad se convirtió en el tercer lugar santo de la cristiandad, la tradición manda recorrer la superficie de la roca con la mano, de ahí su peculiar forma.



Usos:

¡No carallo 29!
— Manuel Fraga sobre donde está exactamente el carallo 29

¡No carallo 29 españoles!
— Franco sobre donde quedaba su residencia de verano

La expresión o Carallo 29 (leído como "o carallo vintenove" y no veintinueve), según la Real Academia de las arTes Oscuras, es una composición la cual quiere expresar la impasibilidad del receptor ante la emision de un mensaje confuso.

Onde queda Pekin? No carallo 29!

¿Dónde queda Pekín? En el carallo 29!

Where is Pekin? In da carallo 29!